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Más blancos que la nieve eran sus hombres escogidos,
    más blancos que la leche;
su cuerpo, más rojizo que el coral;
    su porte, hermoso como el zafiro.

Pero ahora se ven más sombríos que las tinieblas;
    nadie en la calle podría reconocerlos.
La piel se les pega a los huesos,
    ¡la tienen seca como leña!

Mejor les fue a los que murieron en batalla
    que a los que murieron de hambre,
porque éstos murieron lentamente
    al faltarles los frutos de la tierra.

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